Estos días se habla mucho de André Villas-Boas por su destitución como entrenador del Chelsea. A pesar de no haber estado a la altura de la exigencia que tiene un club como el londinense, debido a sus altas inversiones económicas que buscan el éxito inmediato (cosa que es imposible), a mí me parece un gran entrenador. Ya lo demostró en el Oporto y lo seguirá haciendo en el siguiente equipo al que entrene, y si no tiempo al tiempo.
Llegó al Chelsea ( tras pagar 15 millones al Oporto) para llevar a cabo una difícil misión, renovar el equipo y darle al espectador el fútbol vistoso con el que sueña Abramovich, es decir, en lo que sería un periodo de transición en cualquier otro equipo; pero no en el Chelsea, donde no hay tiempo para pruebas.
Hacer un relevo generacional en un vestuario tan difícil como el “blue”, con el peso que tienen en el club jugadores como Terry, Lampard o Drogba, quienes han logrado los mayores éxitos del equipo, era y es una tarea cualquier cosa menos sencilla. Y eso es lo que ha podido con Villas-Boas, el vestuario. Le falta la experiencia necesaria para poder manejar plantillas con muchas estrellas, y encima se ha encontrado con una donde hay jugadores que mandan más que el entrenador.
Villas-Boas lo quiso hacer poco a poco, para que el cambio no fuese traumático, pero la falta de paciencia y los malos resultados han podido con él. Anelka dejó el equipo rumbo a China, y llegaron jugadores como Cahill, Sturridge, Lukaku, Mata o Oriol Romeu que iban entrando en el equipo quitando minutos a jugadores tan importantes como Terry, Malouda, Drogba, Lampard o Essien, incluso relegándolos a la suplencia. Esto creo malestar en el vestuario londinense, cosa que se reflejaba en el campo. Era un equipo nuevo, con muchos cambios y un nuevo entrenador, necesitaba tiempo para acoplarse, tanto a las ideas del técnico como los jugadores entre si. Pero tiempo es lo que no había. Los nervios creados por los malos resultados y el entorno no han ayudado, sino todo lo contrario, hasta que ha llegado el cese de Villas-Boas.
A pesar de que da la impresión de que le ha quedado grande el banquillo del Chelsea, en mi opinión, Villas-Boas hubiera conseguido el objetivo marcado, no este año, ya que no creo que se clasificara para la Champions League , pero estaba sentando las bases de un sólido proyecto de futuro que traería al club buen juego y, lo que es más importante, títulos.
André Villas-Boas es, en mi opinión, un superdotado como entrenador. No tiene experiencia como jugador, pero en los banquillos ha demostrado ser todo un especialista en la materia. A sus 34 años, es el entrenador más joven de la historia en ganar una competición europea.
Ha aprendido desde muy joven de algunos de los mejores entrenadores, y eso, junto con su afán por dirigir, le han llevado a ser el gran entrenador que es. A los 16 años, conoció a Bobby Robson, ex seleccionador inglés y ex entrenador del Barcelona entre otros equipos, que era su vecino cuando el inglés entrenaba al Oporto y le explicó como aprovechar mejor a Domingos Paciencia (el año pasado entrenador del Braga), que al año siguiente fue el máximo goleador de la liga portuguesa y elegido mejor jugador. A Robson le asombro tanto, que le ofreció un puesto como ayudante en el Oporto (cargo que también ejercía Mourinho), a pesar de contar con tan solo 16 años. Se hizo cargo de los juveniles, y tras las marcha de Robson y de Mourinho al Barcelona, también en director técnico de las Islas Vírgenes (luego llegó a ser seleccionador), ocultando que tenía 21 años.
Cuando Mourinho volvió al Oporto como primer entrenador, fue ayudante suyo, encargándose de tareas tan especificas como el análisis de los rivales y el seguimiento de jugadores, labor que también hizo en el Chelsea entrenado por Mourinho. También se fue con el portugués al Inter de Milán, esta vez como segundo entrenador, siendo parte importante de los éxitos cosechados por Mou en todos estos equipos.
En el año 2009, con 31 años, dejo el equipo italiano y decidió empezar su carrera en solitario. Fue fichado por la Académica de Coimbra, por aquel entonces colista de la liga portuguesa, y lo salvo del descenso con mucha holgura y lo llevo hasta las semifinales de Copa. Tanto llamó la atención el trabajo de Villas-Boas que ese mismo verano lo fichó el Oporto, que venía de quedarse sin la opción de jugar la Champions League tras quedar en tercer lugar. En su primer partido, ganó con facilidad al Benfica, conquistando su primer título, la Supercopa. Aquel año también ganaría la Liga , alzándose campeón a falta de 5 jornadas, sin perder ningún partido y cediendo solo tres empates (igualo a Mourinho como único entrenador del Oporto en conquistar la liga en su primer año), la Europa League y la Copa. El triplete.
Volverá a conseguir éxitos, porque cualidades y ganas le sobran, y seguro que seguira entrenando a los equipos más fuertes del mundo y acabará haciendo historia. Sino al tiempo.
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